Jesús – Mi Modelo

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“Vosotros sois mis testigos, dice el Señor, mi siervo, a quien he escogido; para que lo sepáis y creáis en Mí, y comprendáis que soy Yo mismo, y que antes de Mí ningún Dios fue formado, y después de Mí no lo habrá”. Isaías 43:10

Satanás está constantemente desviando la atención de la fidelidad y la aplicación a las obras esenciales de preparación para el gran evento que pondrá a prueba el alma de todo hombre. La obra en el santuario celestial se está llevando a cabo. Jesús está limpiando el santuario. La obra en la tierra corresponde a la obra en el cielo. Los ángeles celestiales deben trabajar constantemente para guiar al hombre, el instrumento viviente, a mirar a Jesús, contemplarlo y meditar en Él, para que puedan, ante la perfección de Cristo, dejarte impresionar por las imperfecciones de tu propio carácter. El Consolador prometido, Cristo … ha declarado: «Él dará testimonio de Mí» (Juan 15:26). Esa es la esencia del mensaje para este tiempo.

Habla como habló Cristo. Trabaja como lo hizo Cristo. Necesitamos mirar a Cristo y vivir. Si mantenemos su amor a la vista, anhelaremos practicar sus virtudes y justicia. Al contemplar a Cristo nos amoldamos a Su imagen, y al abandonar el yo, entregando nuestro corazón por completo a Cristo para que Su espíritu refine, ennoblezca y eleve, estaremos en íntima conexión con el mundo venidero, que está bañado en los brillantes rayos del sol de la justicia. Nos regocijamos en el gozo inefable y la gloria plena. Luego se nos ordena ir a otras ciudades y pueblos para hablar de las buenas nuevas, con el corazón lleno de amor divino, incluso a los que están lejos y a todos los que el Señor nuestro Dios llama.

Habla a los demás de las benditas verdades de Su palabra y, al obedecer las palabras de Cristo, avanza en Su amor. Cómo nos exhorta, por el amor que le tenemos, a guardar sus mandamientos. Él hace esto no para inducirnos a hacer cosas imposibles, sino porque sabe lo que significa guardar los mandamientos de Su Padre. Porque sabe que cuando guardamos los mandamientos de Dios, no somos esclavizados, sino libres por la sangre de Jesús. Cristo. (Jesús, mi modelo, E.G.W, p. 251).